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Segundos, (que nunca serán primeros), entre Horas Muertas.

He visto tantas lunas Al principio, fue como un viento que erizó mis brazos sentados, el arco iris era inmenso, la luna y el sol se sonreían cuando podían, había tantas pestañas prestadas que no podían mirar hacia donde no bebían. No sé si mis ojos se cerraron antes o después de aquella lluvia de amnesia reconfortante. Todo era agradable, observable, como lo es una vela sin rumbo, henchida de orgullo, en un mar de derivas sin derrotas. Los bandazos del timón mentían entre reflejos a pleno sol, enmarañaban traiciones de un nuevo mañana eterno. Pero llego la nube y aunque no era de noche taponó el firmamento. Casi sin respirar me levante del sofá y todos mis pensamientos se escurrieron entre mis manos, Olvidos, Recuerdos, Siluetas, Susurros... gritos, muchos gritos, se deslizaban sin remedio en la caída por un embudo irremediable pero reconocible, cercano. Mi desierto secreto lleno de personajes, se perdería enterrado tobogán abajo, si no era capaz de son

Venas derramando arena siempre tArdE

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¡¡¡A la contienda!!! ¡¡¡Con el tiempo nos recordaran !!! Que lejos parece que quedan esas arengas desposeídas de apego a la vida, apoyadas en dioses de sangre. Tan lejos como aquella que dijo: -Todas somos iguales.- -Mi sangre también es roja, mes a mes- -Que de sangre derramada inútilmente, para probar la utilidad del martillo en un martirio, del cuchillo en la carne...- -Del puedo matarte, por que así me lo mandan.- -¡¡Estamos muy cansados y cansadas!! Con el tiempo nos recordaran, si conseguimos que nuestra sangre, no se convierta en arena. A ella le oí hablar  una  vez desde mi esquina, y fue inspiración. Veo un tren a lo lejos... Te encontrare rayo!